Que algo venga “como agua de mayo”, es una de las muchas expresiones que la sociedad ha ido “tomando prestadas” al vino, como el eterno “hacedor de cultura” que siempre ha sido. La aportación del mundo vitícola a la civilización Occidental y a la cultura en general, es infinita. Y en este año, en el que por razones obvias “nada será mejor de lo que se esperaba”, resulta que el campo y la viña siguen dándonos alegrías, porque la naturaleza vuelve a demostrarnos, que es “ella” la que manda en nuestra vida. Y no al revés…